A todos nos encantan las historias humanas. Las intrigas protagonizadas por personajes con los que nos identificamos, los giros inesperados, los paisajes exóticos y los cercanos, la acción, las sorpresas, el ritmo trepidante. Todo esto ya no lo encontramos solo en el cine, el teatro y la literatura. ¡La diversión nos llega en serie!
¿Te consideras seriéfilo? Piénsalo bien antes de contestar. Porque si hay una serie que no sueles perderte y organizas tu agenda para verla el día en que la echan, si has visto más de dos episodios seguidos de alguna en las últimas semanas o si te has dormido más tarde de lo habitual porque estabas enganchado a alguno de sus argumentos, no te dé apuro confesarlo: bienvenido al club, eres serieadicto.
Nunca hasta ahora las series habían experimentado un auge, una notoriedad y una presencia tan notables en nuestro día a día. Y no solo porque determinados políticos las regalan a sus monarcas de manera pública, sino porque la oferta, la excelencia y el seguimiento de las mismas está alcanzando niveles inimaginables hasta ahora.
¿A qué se debe este fenómeno? En primer lugar, por descontado, porque el nivel de profesionalización y la participación de los mejores actores, guionistas, directores y productores han crecido exponencialmente. Hoy en día las series cuentan con una calidad de producción sobresaliente y ofrecen un enfoque creativo realmente interesante: no solo duran más —por lo que permiten desarrollar mejor la historia—, sino que además hacen posible que sus creadores puedan recibir y reaccionar ante el feedback de su público.
Actualmente, en cierto modo, el cine se está enfocando más al aspecto comercial mientras las series están recibiendo la mayor parte del talento.
Otro factor fundamental en este éxito es el consumo en diferido, posibilitado por las nuevas tecnologías y por la aparición de plataformas que permiten verlas a la carta, cuando el espectador lo desea. Además de en la televisión, actualmente se pueden seguir en cualquier ordenador, móvil o tableta a cualquier hora del día. Cuándo, dónde y cómo uno quiere. Este consumo individualizado, solitario, sigue conviviendo con ese otro rasgo familiar que algunas series míticas mantienen: The Walking Dead, Breaking Bad o Juego de Tronos, por ejemplo, siguen dando mucho que hablar cuando se emiten…. y se ven en grupo.
Lo cierto es que hoy en día hay series excelentes de todo tipo y condición: épicas, como Vikingos; sensuales, como The Client List; de acción, como Chosen; negras, como Narcos, Lexter o The Bridge; neogóticas, como Penny Dreadful; aterradoras, como Sobrenatural; de humor, románticas, costumbristas, nostálgicas, remakes y con absolutamente cualquier tema o ambientación imaginables.
Algunas se dirigen a grandísimas audiencias, otras se centran en explotar nichos específicos del mercado, cuyos espectadores no son muchos pero sí muy fieles. Y como se ven en todo el mundo, el éxito puede ser global.
Así que no te asustes. Si esta tarde llegas a tu casa y está todo en silencio, si tu familia no te está esperando, antes de preocuparte recorre cada estancia de tu domicilio. Seguramente encontrarás a tus hijos, con los auriculares puestos, viendo en sus móviles sus series favoritas y, a tu pareja, enganchada al iPad y haciendo lo mismo con la suya.
Y a ti, ¿qué serie te gusta?