El negocio está en el aire

En el ámbito empresarial, las nuevas oportunidades de negocio siempre garantizan un soplo de aire fresco a sus descubridores. En este sentido, la comercialización de botellas de aire puro está triunfando en China y otros lugares del mundo. Este negocio tiene dos orígenes contrapuestos: la creciente contaminación atmosférica y la creatividad humana.

Hace unos años empezaron a proliferar en el mundo occidental los bares de oxígeno, donde los directivos e individuos estresados podían tomarse un reconstituyente chute oxigenado en un entorno relajante. La inhalación de aromas asociados se presentó como una fórmula cool de desconexión que, tras la novedad inicial y aunque no cuajó del todo, se convirtió en una opción residual de consumo que todavía perdura.

Ahora, sin embargo, la venta de latas de aire puro es una auténtica realidad en diversos mercados internacionales, especialmente el chino. Y no solo porque en este país todo se puede comprar y vender —que en parte también es así—, sobre todo porque sus niveles de contaminación han llegado a ser tales que caminar por las calles chinas resulta un peligro cotidiano para la salud. Las mascarillas y las purificadoras de aire fueron los primeros artículos demandados y, por lógica evolución, se ha terminado aprovechando la oportunidad de negocio que supone el enlatado de aire no contaminado.

El popular multimillonario y filántropo Chen Guangbiao fue el primero en ofrecer a sus compatriotas chinos este original y práctico regalo: unas latas que contenían aire puro obtenido de la saludable provincia de Shaanxi, las cuales enseguida se agotaban en las calles de Pekín. La acogida fue tal que comenzaron a venderse a 5 yuanes, eso sí, sin ánimo de lucro, ya que el dinero obtenido se destinaba a las regiones más pobres de China.

La startup canadiense Vitality Air estuvo al quite: lo que comenzó como una iniciativa divertida en Internet —pusieron a la venta en Ebay estos artículos después de conocer la iniciativa de Chen Guangbiao—, se convirtió en un indicador de próspero negocio cuando la segunda botella de aire puro que subastaron alcanzó los 150 euros de precio.

Así, el canadiense Parque Nacional de Banff está aprovisionando ya de aire fresco a China, sobre todo, pero también a la India, Oriente Medio y Norteamérica. Como resulta empresarialmente lógico, el mercado se está descremando al principio mediante el posicionamiento del artículo como producto de lujo con un precio elevado: cada botella de 7,7 litros cuesta unos 14,20 euros al cambio.

En términos de marketing, se trata de una bocanada de realidad que demuestra que el análisis de las necesidades humanas es siempre la principal fuente de inspiración empresarial. Con un enfoque humanitario, resulta triste comprobar que en vez de resolver el problema que nos está desangrando —la contaminación ambiental—, aprovechamos para ganar dinero ofreciendo parches de aire puro a las personas afectadas… que pueden pagarlos.

Pero, al menos, estos pueden respirar de vez en cuando un poquitín mejor.

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