En cuanto comienza el verano todos pensamos qué destino elegir para las ansiadas vacaciones. Playa o montaña dan paso a nuevas posibilidades: turismo enológico, deportivo o de experiencias. Las opciones son infinitas.
Los más atrevidos pueden probar con la escalada y conocer los imponentes Mallos de Riglos en Huesca. Impresionantes monolitos naturales que también son cuna para otros deportes como el rafting, parapente, BTT o el senderismo.
El turismo wellness o de bienestar mueve montañas… en Cataluña en Benifallet, Caldes d’Estrac, Caldes de Malavella, Caldes de Montbui, el Vendrell, la Garriga, Sant Hilari Sacalm y Santa Coloma de Farners podemos encontrar aguas mineromedicinales. Una opción de salud y bienestar.
Por otro lado, hablar de vino es hablar de La Rioja, sus bodegas y sus caldos. Y es que sobre el vino existen cientos de actividades de ocio, deportes entre los viñedos, catas, museos o nuevas técnicas como la vinoterapia.
Y como hablar de verano es hablar de agua, otra de las propuestas es pasar los días vacacionales en zonas naturales de baño. Por ejemplo, en Madrid destacan las Piscinas naturales en el valle de Lozoya o las lagunas de alta montaña en la Pedriza o la ribera del embalse de San Juan. Una forma refrescante de llevar la “playa” a la ciudad.
Estas son solo una pequeña muestra de las nuevas actividades que forman parte del denominado turismo creativo que ofrece a los viajeros participar de una forma activa en experiencias y vivencias.
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