Hacer deporte de manera moderada es esencial para cuidar nuestra salud y disfrutar de una mayor calidad de vida. El fútbol, el pádel, el baloncesto y el running —lo que hasta ahora siempre se había llamado salir a correr— figuran entre los deportes más populares en nuestro país, a los que podríamos añadir montar en bicicleta, nadar, pasear e incluso esquiar. Pero como lo que nos motivan son las nuevas experiencias, la originalidad y las sensaciones únicas, están surgiendo deportes innovadores que nos pueden ayudar a mantenernos en forma y a pasárnoslo muy bien de un modo distinto. La mayoría de ellos son variantes o fusiones de actividades deportivas ya existentes, entre las cuales el fútbol —quizás porque continúa siendo el deporte rey— se lleva la palma. Así, el bubble soccer es una modalidad de balompié cuyos jugadores se encuentran metidos dentro de una enorme burbuja de plástico transparente. Cubiertos por esa burbuja desde la cabeza hasta las rodillas, las dificultades para correr, regatear o chutar exigen un esfuerzo adicional y provocan numerosos momentos hilarantes de caídas, encontronazos y rebotes.
En la misma línea de fusión a partir del fútbol figura el snookball, una variante del billar que se juega con los pies y con balones similares a los del fútbol sala. La habilidad y la técnica son imprescindibles para golpear con la bola blanca el resto de las pelotas y lograr introducirlas en sus correspondientes agujeros. Como en el billar americano, el snookball se disputa en dos variantes: juego de 8 y juego de 9. También el footgolf —fusión de fútbol y golf— está triunfando, lo mismo que el fútbol-tenis, el exótico sepak tawraw (creado en el sudeste asiático mediante la mezcla de voleibol, fútbol y artes marciales) o el espectacular, filigranero y carioca bossaball, que sustituye, respecto al anterior, las artes marciales por la capoeira.
Otra disciplina deportiva híbrida en expansión es el 360 ball, una modalidad de pádel que se disputa en una pista circular, techada y peraltada, combinada con elementos del tenis, el ping pong y un cierto halo de velódromo. Entre sus principales ventajas figuran el dinamismo, la importancia de la habilidad frente a la fuerza y la mezcla total de esfuerzo aeróbico y anaeróbico. El chessboxing, por otra parte, alterna las peleas sobre el tablero de ajedrez y sobre el ring, decidiéndose los encuentros por KO, en uno u otro escenario, o a los puntos. No parece que sea una modalidad deportiva cotidiana demasiado recomendable para casi nadie, pero está claro que es un ejemplo notorio de deporte híbrido novedoso.
Por último, el human bowling es, posiblemente, la más bizarra y excéntrica nueva propuesta deportiva, ya que consiste en asumir el rol de pelota, introduciéndose por completo en un balón gigante de PVC para echar a rodar por diferentes superficies, entre ellas las pistas nevadas, con la finalidad de anotar goles, derribar bolos o, incluso, alcanzar a corredores rivales.
Nunca se sabe si, a corto o medio plazo, estas disciplinas llegarán a ser olímpicas. Así, en las olimpiadas de Tokio 2020, el béisbol y el sóftbol, el kárate, el surf, el skateboard y la escalada van a serlo, aunque en su día también fueron opciones revolucionarias, pioneras y minoritarias.
Divertirse, experimentar, vivir nuevas sensaciones o pasar un buen rato en excelente compañía pueden ser algunas de las razones que nos lleven a probar estos deportes. Debemos ser con ello, en todo caso, prudentes y sensatos antes de lanzarnos de manera irreflexiva a la práctica de algunas de estas disciplinas. Nuestra salud y nuestro bienestar son lo primero. La diversión, lo siguiente.