El re-gifting es tendencia. Se acabó la obligación de aceptar incondicionalmente cualquier obsequio navideño de dudoso gusto o imposible utilidad. La reventa de estos presentes se ha convertido en una práctica cada vez más habitual entre un gran volumen de personas.
Todos hemos padecido la angustia vital de no encontrar, en el último momento, los regalos que buscamos para nuestra gente. Los españoles tendemos a dejar las cosas para el final y después, a contrarreloj, no siempre elegimos correctamente los presentes para cada destinatario. Además, los gustos suelen ser muy personales: lo que a mí me encanta a ti te puede horrorizar; lo que yo utilizo, te puede parecer un trasto, y lo que considero fashion o exquisito, a ti te puede parecer un fiasco.
La experiencia nos dice que, sobre todo en Navidad, la casa se nos llena de artículos inútiles, inservibles o inadecuados de los que, hasta hace algunos años, no podíamos librarnos. Sin embargo, la irrupción del re-gifting ha cambiado el desenlace de esta película. ¡Por fin puedes dar salida, de una manera rentable, el horrendo pañuelo de Micky Mouse que te regala tu sobrina año tras año, a las pantuflas de felpa de la tía Brígida o al kit de rasurado que te coloca tu cuñado cuando sabe que eres hípster!
Por definición, re-gifting significa re-regalar. Pero, en realidad, se trata de una iniciativa gano-ganas en la que todo el mundo sale beneficiado. Quien realiza el obsequio, pese a su torpeza, no queda en evidencia al serle requerido el ticket de compra para poder devolverlo. El receptor no se ve obligado a quedarse en el trastero con algo que no quiere. La empresa intermediaria —ya sea online o presencial—, que pone en contacto al comprador y al vendedor, obtiene una comisión y aprovecha un negocio potencial interesante. Y, por último, quien adquiere el regalo despreciado consigue lo que quiere, nuevo, a un precio inferior al que le costaría en otros establecimientos.
Así que, no lo dudes, cuando recibas esa colonia tan empalagosa que te pone los pelos de punta, esa base de maquillaje tan barata que te produce urticaria, esa tostadora del año de la polka, el kit de gel y champú que detestas, el pantalón ajustado que ni siquiera te permite respirar, ese libro de autoayuda —»Cómo aprovechar los libros de autoayuda», «Cómo cambiar sin dejar de ser el mismo» o «Cómo rentabilizar los peores regalos navideños», por ejemplo— o esa serie de televisión que te deja frito en el sofá cada vez que la pones, el re-gifting te permitirá sacarles rentabilidad y convertirlos en regalos apropiados que, verdaderamente, vas a aprovechar.
La técnica del endose, que consistía en endiñar el mal regalo en cuestión a otro conocido en las siguientes navidades o celebraciones, ha pasado a la historia. Ahora, en las numerosas tiendas de re-gifting que existen en Internet, o en las tiendas de segunda mano que hay en tu ciudad, puedes convertir un pésimo obsequio en una fuente de satisfacción. ¿Te animas a probarlo?